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En cuanto a su historia, resulta difícil hablar del origen o fundación, pues, aunque son numerosos los hallazgos prehistóricos que la convierten en tierra milenaria, son escasos los estudios realizados sobre ellos. Al parecer, los primeros núcleos habitados de la zona estarían situados en "El Cerroncillo" y en "El Cerrón", en donde se han encontrado restos de la época del Bronce, un poblado Ibérico y restos de cerámica romana.
Pero es en la época de dominación árabe cuando aparece Dalías en su actual emplazamiento con el nombre de "Dalyat". En este período, los acuíferos de Celín propician la expansión del regadío en las estribaciones de la Sierra de Gádor con el correspondiente aumento de la población. Así, en el s. VIII, Dalías es citada como Alquería, como fortaleza en el s. X, y con una mezquita mayor en el s. XIII, siendo renombrada su producción de seda, ganado ovino-caprino y plantas aromáticas. Su población irá en aumento durante los s. XIII y XIV, conforme avanzan las conquistas cristianas, hasta aparecer como capital de taha del reino nazarí y, finalmente, como parte del feudo dado por los Reyes Católicos a Boabdil, último poder musulmán en la península.
"Casino de Dalías"
A mediados del s. XVI, llega a Dalías la rebelión de los moriscos quedando la población destrozada, con numerosas bajas entre sus habitantes. El territorio, despoblado, sería ocupado de nuevo por cristianos viejos llegados a Dalías atraídos por la bondad de su suelo y clima.
La montaña siempre trajo riqueza, desde los fenicios, romanos y musulmanes que explotaron su mineral, pastos y leñas, hasta las grandes explotaciones mineras del s. XIX que extraían fundamentalmente la galena argentífera.
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"Plaza del Ayuntamiento"
El núcleo mantiene en su estructura urbana los rasgos de su origen medieval musulmán (viviendas con huerto, que no jardín, calles ciegas y estrechas a modo de pequeñas plazoletas, trazado irregular). No obstante, es el camino de Berja y Almería el que actúa como eje cardinal de la trama urbana en torno al cual se van a ir produciendo los asentamientos en las sucesivas fases.
Celín, por su parte, constituye una ventana a una realidad que se nos escapa poco a poco con el paso del tiempo, pero que aún es posible conocer. Su paisaje guarda la magia de los moriscos y nos entronca con el origen medieval de la ciudad. Controlando desde su atalaya el campo y el mar, aportando el agua, abriendo el camino de las minas y fundiciones.
Cuando la sierra parecía acabada con el declive de la minería, su agua subterránea impulsó una nueva actividad agrícola, cubriéndose el piedemonte de huertos y parrales, donde se producía una uva de mesa ("Ohanes") de una excelente calidad exportadora, reconvertida en los últimos años a cultivos extratempranos bajo invernadero, eje fundamental de la actividad económica del municipio en la actualidad.
La mayor parte de la población se asienta en la ciudad de Dalías, título que adquiere por Real Decreto de 12 de febrero de 1.920, y en menor medida en Celín. |
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